¿Cómo gestionar la obra de una reforma en mi casa?: guía para propietarios

Hacer una reforma para mejorar la rentabilidad de tu inversión inmobiliaria es una excelente idea. Una propiedad renovada con una buena calificación energética será más fácil de alquilar. Te explicamos cómo hacer para que la reforma de tu vivienda en alquiler sea un éxito.


Un proyecto de reforma puede convertirse rápidamente en un rompecabezas. Entre la elección de materiales y los equipos, la coordinación de los diferentes especialistas... sin duda una buena gestión de la reforma es un indispensable si quieres que todo salga bien. Para ello, hemos hecho una lista de elementos clave que debes tener en cuenta a la hora de realizar una renovación de tu vivienda.

1 . Definir específicamente lo que se quiere hacer

Invertir en una vivienda que necesita una reforma te da la oportunidad de optimizar cada habitación y, por lo tanto, la rentabilidad del alquiler de la vivienda. Abrir la cocina al salón, dividir un comedor para crear una habitación adicional... son algunas de las cosas que podrías hacer.

Cuando compraste la propiedad, el propietario (o agencia) anterior debió proporcionarte varios informes sobre la calificación energética de la vivienda (gas, electricidad, etc.) Estos son un buen indicio sobre qué obras debes hacer en prioridad.

Por otro lado, si lo que quieres hacer es una reforma más grande, te recomendamos que confíes en un arquitecto para diseñar los planos y definir el perímetro de la reforma.

2. Evaluar tu presupuesto

Antes de comenzar a buscar a los especialistas que te van a ayudar, es importante tener una idea del presupuesto necesario. Puede que tengas que hacer ajustes según tus recursos actuales o considerar la posibilidad de solicitar un préstamo para financiar la renovación o pedir ayudas a tu gobierno autónomo.

Para una reforma sencilla, puedes estimar el precio entre 100 y 500 € por metro cuadrado. Para una renovación parcial (instalación de tabiques, instalación de equipos de calefacción), el precio aumenta de 500 a 1,000 €. Y para una renovación completa, es decir, trabajos cruciales que afectan la estructura del edificio (modificación de una pared maestra, baño nuevo, etc.), superarás los 1,000 € por metro cuadrado.

También deberás prever un margen adicional en caso de sobrecostos, que son bastante comunes sobre todo con la situación económica actual.

3. Solicitar y comparar presupuestos

Puedes ser un manitas y querer hacerlo por tu cuenta, pero la verdad es que hacerlo todo tú mismo y bien ya es otra historia. De hecho, este es uno de los 8 errores más comunes a la hora de invertir: no confiar en un profesional para así ahorrarnos algo de dinero.

Para encontrar al mejor obrero, lo mejor es recurrir a alguien de confianza, ya sea porque nos lo han recomendado o porque ya ha hecho algo para nosotros. Otra excelente solución es buscar por Internet, leer las opiniones de clientes otros y pedir presupuestos sin compromiso.

Contratar a un artesano es sobre todo una garantía de profesionalismo, ya que aplicará las últimas normas técnicas.

En cualquier caso, no dudes en solicitar varios presupuestos para una misma reforma y compararlos para ver cuál es más interesante.

4. Asegurarse del buen avance de la obra

Muchas personas se preguntan por dónde empezar. ¿El albañil, el electricista, el fontanero? Bueno, pues debes saber que el orden del factor en esta ecuación sí que altera el producto. En una obra, lo normal es comenzar por la demolición (es decir, tirar lo que no nos interesa), luego va el grueso de la obra, la renovación eléctrica, la fontanería. A continuación se harían los trabajos de aislamiento y finalmente la pintura y los revestimientos.

Si tu renovación requiere de varios especialistas, puede ser conveniente confiar en un jefe de obra o un arquitecto. Este último se encargará de la gestión del calendario y la coordinación de los trabajos.

También puedes delegar completamente los trabajos a una empresa de reformas cuando no tienes tiempo para supervisar detenidamente la obra. Tendrás un solo interlocutor con el que tratar y así ellos se encargan de todo.


El futuro pertenece a los que invierten pronto

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